LOS AMIGOS HUYEN

No es mi caso, pero lo he visto.

LOS AMIGOS HUYEN

 Ahora mis fieles amigos huyen,

Casi todos salieron ya por patas;

el barco abandonan como ratas

pues la bancarrota mía les escurre.

 

Ahora mis fieles amigos concluyen:

que les voy a pedir dinero calculan;

que suplicaré amparo barruntan;

que seré incomodo engorro intuyen.

 

“No puedo recibirte”,  repite Fulano.

Mengano nunca atiende una llamada.

Perengano: “Ocupada toda esta semana”.

“El mes que viene”, insiste Zutano.

 

En redes sociales son activos, bullen:

El maltrato de animales, pobrecitos…

Hambre pasan tantos niños, angelitos…

Un horror las pateras que se hunden…

  

Permiten que sus almas disfruten

negándole auxilio al buen amigo,

mientras muere de frío su vecino

pues aquí al lado también se sufre.

 

Esta quiebra mía sin duda les aburre:

No hay fiestas, ni chistes, ni vino,

ni cervezas, ya no cuentan conmigo.

Ahora mis fieles amigos huyen.

EL MÓVIL

Una apendicitis que no tiene cura…
EL MÓVIL

Hace unos años nació
ese aparato demoníaco
y del mismo infierno vino
a cambiar nuestras vidas
pues para raptarlas se inventó.
Llamadas, notificaciones, aplicaciones,
demasiadas horas en él ocupamos,
y de la mano jamás tal bicho se suelta,
Nos quita paz, independencia,
libertad, educación o ciencia.
Roba tiempo para la charla,
para tomar una triste cerveza
con ese gran amigo del alma.
Y de reposar tranquilos mejor olvidarlo.
A él dedicamos entero el día:
en la calle, la cama, el restaurante y la oficina.
Nos persigue al Roca, al coche y al parque.
Que sí, que algo bueno habrá de tener,
pero yo no le hallo tanta chispa:
El móvil… ¿Esclavitud y engañifa? ¿Golosina?