Con solo respirar ese aroma… Por Isabel Simal

¿Libro o flor? La flor se marchita en su ramo, se le escapa la vida día a día y acaba muriendo en un entierro multitudinario; en cambio el libro tiene una existencia eterna. Es posible que las letras de sus páginas lleguen a borrarse, pero esa tinta se puede recuperar de manera digital. También hay flores de plástico, pero no pueden conservar su olor permanentemente. La combinación perfecta está en introducir una flor natural recién cortada en mitad del libro, sus pétalos se encargarán de proporcionar esencia a las láminas y, al abrirlo, ese libro tendrá una fragancia propia, como cualquier persona, única y singular, capaz de saber quién se esconde tras la carátula con sólo respirar ese aroma, ese perfume. El regalo mejorará si la flor en cuestión es la preferida de la persona a quien se apremia.