Improblables… Por Candy Von Bitter

Un artista le tomó una fotografía y la tituló Milagro urbano. Los insectos a veces le contaban acerca de los jardines que habían visitado. ¿De verdad existían lugares repletos con flores tan coloridas y vivaces? Le era imposible imaginarlo.

No podía durar para siempre y no lo hizo. Le pisaron una tarde. Su cuerpo fue luego alzada por la mano de una chica que seguidamente la aplastó entre las hojas de un libro. Cuando ella no miraba, en su mesa de luz o dentro de la biblioteca, él le contaba acerca de sus poemas y cuántas mujeres habían sido comparadas a ella. La hacía sentir bien. Le impregnó de su última esencia natural. La chica había perdido interés en el texto hacía tiempo. Le aburría la cursilería, pero le gustaba dormir con esas páginas cerca y soñar que la chica de la que se había enamorado se los declaraba.