Se lo dije con flores… Anaïs Bahillo

Se lo dije con flores. Surtió efecto, tal y como sabía que lo haría. Era enero, y mi ramo para ella era blanco, de un blanco casi radiante, como un horizonte de nieve virgen bañado por el sol invernal. Parece algo puro e inocente, pero más allá de su delicadeza escondía una sensualidad latente, una percepción oscilante, dual. Jazmines intensos, gardenias jóvenes, potentes liliums y rosas blancas, enigmáticas. La tersura de los pétalos recordaban el crujir de la nieve argéntea, una ambivalencia entre lo frío y lo ardiente…como ella. Juego de palabras invisibles, frágiles pero claras como la luz de la luna. Con ese ramo le decía que la conozco, que la quiero tal y como es. Y ella me amó por ello.