¡Me ahogo! ¡Menos mal que ha llegado la primavera para darle color a esta secuencia de días grises, que parece no tener fin! Él ya no está y nada podrá cambiarlo. El único acercamiento posible sería el suicidio. Eso estaría bien en caso de que abrazara alguna de esas religiones, que prometen la vida eterna y la reunión de las almas pero, es que yo, no creo. Así que, idea desestimada.
¿Drogas?, ¿alcohol? … Demasiada autodestrucción.
¿Victimismo y lamentación sin fin? … Nunca fui buena en su práctica.
¡Uhm!… Y si intento retomar mi vida y la lleno de las rutinas de antes…¡imposible! Sin él es impensable.
Quizá, al final, el suicidio no sea tan mala idea. Formaría parte del abono de esta primavera repleta de flores.