El color de la primavera… Por Isabel Simal

El sol se encarga de pintar, con sus potentes rayos, de amarillo el verano; los árboles desnudos, despojados de su pijama de hojas, implantan la tonalidad marrón al otoño; los fríos y suaves copos de nieve visten al invierno de blanco; pero, ¿y la colorida primavera, con qué tinte la asocia nuestra cabeza? Tengo que defender al rojo. Una sencilla, humilde y frágil flor ––¡cómo me identifico con ella! ––, que con su intenso color es capaz de decorar decenas de kilómetros para ofrecerte un vivo camino, tiene la culpa. Extensos campos inundados de amapolas, que cada mañana contemplo desde la ventana de mi habitación, han creado mi propia representación de una primavera con flores de color rojo.