UN HOMBRE MATÓ A UNA MUJER
No es el segundo poema de BURLA HABEMUS, pero he querido adelantarlo porque el tema es indigno e indignante. Ha de sentarle mal a algún presunto hombre, macho ibérico descerebrado sin duda. Si consigo evitar al menos una bofetada a una mujer habrá merecido la pena:
UN HOMBRE MATO A UNA MUJER
Un hombre mató a una mujer.
Se cebó: cien puñaladas fueron,
mil patadas y otros tantos golpes.
Ninguno lo sabía, pero algo antes sucediera,
sin demandas, ni denuncias.
Siempre a voces y con violencia en sus días.
¿Y alguien de todo ello conocía?
Parece ser que nunca nadie sabe nada.
Ella tal infierno sin contarlo soportaba,
hasta la ilusión y el aliento perdió.
Una maldita mañana el perro varón
a traición culmina su felonía
liquidando a quién no lo merecía.
El asesino enseguida cae en la cuenta
de esa obra salvaje que lleva su firma
y tanto asco así mismo se dio
que intentó enseguida el suicidio,
más, qué curioso, sin conseguirlo.
¿Podías haberlo pensado con antelación?
So asqueroso, mugroso, miserable…
Un hombre mató a una mujer,
yace ya exangüe, muerta, lista.
No tendrá segunda oportunidad,
ni ese rostro pintará jamás sonrisa,
ni vivirá otra vida nueva mejor.
El pagará menos de lo que debiera
como autor de semejante horror.
Un hombre mató a una mujer:
la sociedad siente rabia tibia,
tan solo cosa de pocas horas.
Al cabo muchos decesos repetían
sin reacción, sin freno, sin solución…
¡Qué situación tan indigna!