Moribunda en San Valentín… Por Salvador Robles

Los médicos no podían entender cómo la moribunda soportaba una agonía tan prolongada.

-No se preocupe, doctor, mañana me moriré.

-¿Por qué mañana?

-¿Qué día es mañana? –preguntó a su vez la mujer.

-Mañana es 14 de febrero… ¡San Valentín!

-Exacto, y yo estaba enamoradísima de mi difunto marido.

-Pero… ¿No creerá usted que…? –El doctor se mordió la lengua.

-Lo creo, doctor, ya ve, soy una empedernida romántica.

La mujer murió como anunció, al día siguiente. Cuando el doctor certificó su muerte, dejó sobre el pecho de la difunta unas alegrías y una tarjeta con la siguiente leyenda: “Aquí yace una mujer eternamente enamorada”.